por: ALVARO MORA-SOSA
En un mundo tan agitado como el que tenemos actualmente, la gran mayoría de las personas esta mas preocupadas por los problemas que por lo que origino esos problemas. Escuchamos diariamente en los noticieros de violencia, muertes, desastres naturales y muestras de la perdida de valores en la sociedad, se crean grupos para luchar contra todo eso y aun así pareciera que se esta perdiendo la batalla.
Vemos un increíble aumento en la tasa de los divorcios, nos sorprendemos de la cantidad de personas que viven cheque a cheque y no tienen nada ahorrado para su jubilación, el deterioro de los valores morales y como la pornografía esta en todas partes sin ningún recato. Dentro de todo este panorama tan desolador existe una esperanza de que se puede cambiar y lograr un mundo mejor, y es cuando vemos a nuestros niños y confiamos que podemos ayudarlos a que ellos puedan lograr ese cambio tan deseado.
Yo pienso que hemos equivocado la manera de contrarrestar este tsunami de maldad, y es regresando a la sabiduría antigua. Ahí esta la solución, trascendiendo el tiempo existe un pensamiento que puede ser la clave para lograr ese cambio tan deseado: “pues todo aquello que el hombre siembre, eso mismo cosechara.” ¡La solución está en las semillas! Si lo que estamos cosechando no es lo que queremos, solo tenemos que cambiar la semilla. ¿Que estamos sembrando en nuestros hogares? ¿Qué estamos sembrando en los corazones de nuestros hijos? Si buscamos las semillas de amor, respeto, y comprensión esas semillas darán su fruto. No debemos preocuparnos por el fruto sino en las raíces, y ahí encontraremos las respuestas.
Si sembramos la semilla de las actividades productivas, no tendrán tiempo de estar buscando cosas en el internet. No pensemos que estamos exentos de todos esos problemas. Muchos padres dicen que pasan tiempo con sus hijos, cuando en realidad están en sus aparatos electrónicos ignorándose uno a otro viviendo vidas totalmente separadas. Cuando sembramos la semilla de la comunicación podremos ser amigos de nuestros hijos y cualquier duda o inquietud a la primera persona que buscaran es aquella quien le brindo esa confianza. Si podemos sembrar la semilla de la integridad, no importa donde la persona este, esa semilla dará su fruto y la persona se alejara por que solo podrá aspirar a lo que sea digno de el o ella. No hay que darnos por vencidos, podemos limpiar el terreno de toda esa maleza y mala hierba, y prepararla par sembrar las semillas que forman lazos y conexiones más fuertes entre nosotros y nuestros hijos. No digo que sea fácil pero … ¿que hay algo valioso o digno que sea fácil?
Te deseo el mayor de los éxitos y te invito a que me sigas en Facebook en mi pagina Mentes Sin limites y me escuches cada miércoles a las 10 de la mañana por Juan 1600 AM.


